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Tips para el manejo de la información en tu mundo de fantasía

 


Para ti que dedicaste horas y horas a construir tu mundo de fantasía para luego no tener idea de cómo entregarle esta información al lector; sí, tú, este artículo es para ti.


Y es que te entiendo, saber cómo entregar la información al lector puede resultar todo un reto, en especial, si tu mundo es extenso, por eso te daré algunos tips que espero que te ayuden a comprender mejor cómo resolver este dilema.


1.          Nunca entregues la información toda de golpe. Este suele ser el error más común que percibo en escritores principiantes. Se emocionan tanto por mostrarle al lector cómo es su mundo y por hacerle entender al lector cómo funciona cada cosa que dedican párrafos y párrafos de entrada, recién iniciada la lectura, a describir cosas que el lector no va a entender. Y es que claro, pensemos un poco en cómo nos sentimos cuando iniciamos un juego que nunca hemos jugado, cuando comenzamos a ver una serie o película por primera vez, cuando nos enseñan un movimiento de baile que no conocíamos.


En esas ocasiones nos sentimos inseguros, porque el no saber genera incertidumbre, ¿lo haré bien?, ¿entenderé cómo se juega esto?, ¿me gustará esta película?, ¿disfrutaré este libro? Todos estos son pensamientos que están presentes cuando hacemos algo por primera vez y en la lectura esto no es diferente. Como lectores, cuando recién llegamos a una historia lo último que queremos es que nos sorprendan y nos sobrecarguen de información. El lector apenas está tanteando el terreno para saber si la historia que está leyendo le interesa o no. No se va a enfocar en memorizar los nombres de países, las ramas de la magia, ni quienes son los buenos o los malos. Apenas pone un pie en tu historia, el lector va a enfocarse en si lo que le estás contando le resulta llamativo. De nada sirve que malgastes hojas explicándole el funcionamiento de tu mundo si la historia no logra cautivarlo. Y créeme cuando te digo que de toda la información que le entregues al comienzo al lector este solo va a memorizar menos del 10%, así que, cuando llegue a una escena importante seguramente no la va entender, lo que me lleva al punto número dos.


2.          Entrega información concreta en momentos concretos. ¿Tu protagonista conoce al villano de la historia? Es el momento oportuno para recordarle cómo funciona el estatus social o cómo están distribuidas las castas sociales en tu mundo. ¿Tu protagonista encuentra un libro de magia antigua? Quizás sea el momento de contarle al lector cómo funciona la magia en tu historia. ¿Tu protagonista no sabe a qué escuela de magia asistir? Qué buen momento para explicarle al lector cómo se distribuye tu mundo mágico. Como señalé en el párrafo anterior, de nada me sirve que me expliques cosas al comienzo que luego, en momentos clave, no me vas a volver a explicar. Aspecto que está muy relacionado con el punto siguiente.

 

3.          Repite la información las veces que sea necesarias. Si tu protagonista se llama Tarod repítelo y repítelo una y todas las mil veces que puedas a lo largo de la historia. Llámalo solo de vez en cuando por otra característica de su personalidad o por un rasgo físico y SOLO cuando ya hayas repetido su nombre hasta el cansancio. Qué sí, que ya me explicaste que tu mundo está dividido en cuatro reinos y que son A, B, C, D y que cada uno se dedica a fabricar diferentes suministros, no importa, repítelo cuando sientas que es necesario para la historia y para el lector. La información se olvida rápido, y sobre todo estos datos que son tan precisos suelen olvidarse muy pronto por los lectores. La única manera de que algo se nos grabe como importante es cuando ya lo hemos repetido muchas veces. El lector te lo agradecerá. Es preferible que vuelvas y le repitas el nombre o la función de un personaje al lector, que tener este que volver sobre las hojas para entender de quién hablas.

 

Repite en especial la información más importante, para que cuando el lector llegue a esas escenas que no se entienden sin contexto pueda medir el impacto de lo que acaba de leer. Este tip es vital sobre todo para mundos de fantasía o mundos que funcionan distintos al nuestro, porque si estamos leyendo una historia basada en el mundo real donde una persona muere, ya sabemos que no va a revivir y no hace falta que se lo expliquemos al lector, pero no sucede lo mismo con mundos mágicos, el lector debe saber a qué atenerse, qué esperar de tú mundo.

 

4.          Aprovecha los conocimientos preestablecidos que tienen los lectores. Los mundos de fantasía ocupan mucho tiempo. Hablamos de que como escritores hacemos una planificación de cada cosa. No solo nos centramos en cómo funciona la magia y la división del territorio, sino que en el camino nos topamos con diferentes ramas que también ameritan nuestra dedicación o planificación, por ejemplo, el funcionamiento de la agricultura, la educación, la religión, la política, etc. Pero resulta imposible, al menos para cualquier humano promedio, poner el funcionamiento de cada rama en una sola historia. Por este motivo, aprovecha las bases preconcebidas o parte de escenarios conocidos por los lectores. Por ejemplo, si tu mundo ocurre en un escenario fantástico, donde la monarquía es el principal régimen político existente, utiliza lo que el lector sabe sobre monarquía y parte de allí para narrar situaciones relacionadas con esta área. Es decir, no te compliques en describir el funcionamiento de la política de tu mundo, a menos que la historia lo requiera, si no que parte del mundo real para recrear ese fragmento de tu historia.

 

Pero a ver, si no queda claro, te pondré un último ejemplo. Imagina que tu historia habla sobre un chico que quiere fabricar la espada más poderosa del mundo y recibe la información de que el colmillo de un dragón determinado le puede dar el material que él necesita. En ese caso, de nada te serviría dedicarte todo un capítulo a contarme cómo son los dragones, cuántas especies existen, de qué colores son, dónde viven, etc., porque la historia no trata sobre dragones, trata de un chico que quiere construir una espada y tal vez en un dragón halle la clave. ¿Hace falta que te extiendas hablando de dragones? No. Basta con que me hables de una sola especie y dejes que el lector complemente la información del resto de dragones sobre las bases preexistentes que tiene acerca de los dragones. ¿Cuáles son estás bases preexistentes? Pueden ser otros libros de fantasía o puede ser la mitología popular.

 

5.          No te centres en información irrelevante. Ya entendido el punto anterior, te será más fácil entender este tip. Y es que tal vez te habrás dado cuenta de que algunos escritores de fantasía se emocionan tanto con su mundo, hasta el punto de dedicarse páginas y páginas enteras a describir cómo funciona. Y si eres ese escritor quiero decirte una cosa, detente. A nadie le gusta leer descripciones demasiado largas, a nadie, en especial si es información irrelevante para la historia. Siguiendo el ejemplo anterior, como lectora no me interesa saber cuántos dragones existen y cuáles son las características de cada uno. Tampoco me interesa saber cuáles son o cuáles fueron los mejores cazadores o domadores de dragones, porque la historia que yo estoy leyendo no es sobre dragones, es sobre un chico que quiere fabricar una espada. Que no se te olvide por el amor de Dios de qué va tu historia. La parte en la que como escritores tenemos un «lapsus» recomiendo saltársela. Y esto no significa que todas las horas que te dedicaste a pensar en dragones tengan que desperdiciarse, a veces como escritores solo utilizamos una parte de la información que inventamos y está bien. Además, siempre tendrás la opción de escribir otro libro en el que puedas dedicarle más espacio a esas otras descripciones que tanto te cautivaron; pero la historia, tu historia principal no tiene por qué verse afectada. Siempre podrás dejar abierta la posibilidad para contar más datos sobre tu mundo en una precuela o secuela, pero no va a ver ninguna de las dos si a los lectores no les atrapa la historia primaria. No tengas delirios de grandeza antes de tiempo.

 

6.          Has que tu personaje o protagonista interactúe con su mundo. En este punto siempre me gusta poner como ejemplo a Harry Potter. Cuando J.K Rowling nos narró su mundo, no lo hizo entregando toda la información de entrada. Si se dan cuenta la información se entregó paulatinamente al tiempo que Harry interactuaba con las cosas, conocía nuevos personajes y avanzaba en su curso de magia. Esto significa que el lector aprendió más o menos al mismo tiempo que el protagonista, lo cual ayudó a que entendiera mejor el funcionamiento del mundo. Cada libro incluye además su propia temática, pero sin perder nunca de vista el objetivo principal de la historia. Así, en la Orden del Fénix se mencionan más detalles sobre el Ministerio de Magia, porque es importante para la trama de este libro, algo que de nada hubiera servido explicar antes, por ejemplo. No hay mejor forma de aprender una nueva actividad que practicándola. Si haces que tus personajes interactúen constantemente con las cosas de tu mundo, no tendrás la necesidad de alargarte en explicaciones, pues tarde o temprano el lector va a terminar entendiendo.

 

7.          Ayúdate de herramientas visuales. Las ilustraciones o mapas no son exclusivas de los libros infantiles. Grandes o pequeños nos emocionamos cuando vemos que el libro que compramos incluye guías ilustrativas en forma de dibujos o mapas. Si sientes que la mejor forma de hacerle entender algo al lector es con un gráfico, no dudes en utilizarlo. Los recursos visuales pueden ser bastante útiles y pueden también sacarnos de un aprieto. Muchas veces las descripciones no son suficientes para que el lector dimensione la complejidad de tu mundo y ahí es cuando las herramientas como los mapas pueden servirnos como salvavidas.


Y bien llegamos al final de este post. Como ves este es un artículo un poco extenso, pero lo consideré oportuno dada la complejidad del tema, así que espero te sirva y si tienes más dudas puedes dejarlas en los comentarios.


Soy Dotatodi.

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