Seguramente lo he dicho en varios
videos en el pasado, pero la mejor opción para crecer como escritores es
creando una rutina de escritura eficiente, porque mientras más tiempo dediques
a escribir, mejores resultados obtendrás.
Cabe decir que las rutinas deben
adaptarse a ti y no tu a ellas, por eso, ten presente que lo que funciona para
otro escritor, no necesariamente funcionará para ti.
Hay algunos talleristas que
sugieren escribir todos los días, sin embargo, siendo francos, esto no siempre
es posible, incluso si se tiene disposición para ello. Así que, siendo más
realistas, aquí te doy algunos trucos para crear una rutina más eficiente.
Selecciona
un día
Lo primero que tienes que hacer es
escoger un día. Parece simple, pero quizás tengamos que detenernos más tiempo a
analizarlo bien. Así, si eliges los domingos, debes tener presente qué tan
dispuesto estás a sacrificar un descanso por ponerte a escribir.
Por ejemplo, hay algunas estadísticas
que demuestran que las personas suelen deprimirse los domingos en las tardes,
cerca de las seis, porque al día siguiente tendrán que trabajar, así que si
este es tu caso tal vez deberías pensar en otro día.
Escoger un día a la semana dependerá
de tus horarios preestablecidos.
Si, por el contrario, te sientes
más activo los jueves, porque los jueves comen pizza en tu casa, podrías optar
por este día.
También es válido escoger dos o
más días a la semana, pero de nuevo esto dependerá de qué tan rápido quieres
avanzar y con qué tanta disponibilidad de tiempo cuentas.
Así mismo, puedes dividir las
tareas entre semana, dejando, por ejemplo, los martes para apuntar ideas o leer
material para tu escrito y los jueves para sentarte a escribir.
Selecciona
una hora
Una vez hayas seleccionado el
día, es momento de elegir una hora.
Aquí te sugiero que, si hasta
ahora estás comenzando y no tienes mucho tiempo o te está costando adaptarte a
una rutina, te visualices escribiendo en un periodo máximo de una hora, porque
así te resultará más fácil adaptarte.
Si de entrada eliges dos o más
horas para trabajar, es probable que te predispongas a aburrirte o a distraerte
y entonces prefieras dejarlo para otro momento. Así comienzas a procrastinar.
Si, en cambio, eliges comenzar
con 20 minutos, tu cerebro se programará para rendir lo mayor posible en un
periodo tan corto.
Entendido esto, para escoger tu
horario, pasa algo similar a escoger un día, y es que debes tener presente cuál
es la hora del día en el que te sientes más activo.
Para facilitarte la tarea, puedes
hacer uso de alguna herramienta tecnológica que registre tus estados de ánimo
cada hora; así de pronto hasta descubras cosas de ti que no sabías.
De todas formas, las personas
suelen ser más activas en la mañana, así que tal vez deberías buscar un espacio
antes del trabajo o antes del desayuno, inclusive, para comenzar a escribir.
Otro punto igual de importante es establecer tu rutina en un horario en el que sepas que no serás interrumpido, salvo algo extraordinario.
Acompaña
tu rutina de otras rutinas
Alguna vez escuché por ahí que la
mejor forma de introducir un nuevo hábito a tu vida es juntándolo con otro hábito
previo.
Por ejemplo, si te acostumbraste
a despertarte temprano los sábados para salir a trotar, después de esta
actividad puedes ponerte a escribir, porque tu cerebro ya se ha programado con
anterioridad a estar más activo a esas horas.
Para no complicarte demasiado, puede
ser una actividad que te guste y que, en todo caso, te permita estar activo de
alguna forma; quiero decir, no elijas escribir los domingos que has decidido
salir con tu familia.
No obstante esto, no cambies
tampoco una rutina que te gusta, como visitar a la abuela los viernes en la
tarde, por escribir, porque tu abuelita estará muy triste de que no la visites.
La idea no es que dejes de hacer
algo que quieres hacer por escribir, sino que decidas de alguna manera combinar
ambas cosas, así, si después de ver a tu abuelita te sientes muy motivado,
puedes aprovechar esa motivación para escribir.
Escribe
algo, pero escribe
Finalmente, para tener una rutina
de escritura eficiente, resulta vital que te comprometas a escribir en la hora
y el día que acordaste hacerlo.
¿Y por qué lo digo así? Porque
muchos se quedan esperando a que la musa de la inspiración los visite para
sentarse a escribir, pero pueden pasar días e incluso meses sin que la musa se
presente, así haya tenido la costumbre en el pasado de presentarse diario.
No dependas de la inspiración, ni
del buen humor, ni los buenos augurios. Que tu escritura dependa solo de tu
compromiso.
Y claro, entiendo que a veces por
más que nos esforcemos no podemos pensar en una buena historia, o cuando
intentamos plantearla no resulta como queríamos.
En este punto necesitas saber dos
cosas. Primero, que tengas una rutina de escritura eficiente no significa que
cada día que te sientas a escribir produzcas una obra maestra. Segundo,
desechar historias porque no nos convencen no tiene nada de malo ni tampoco es
una pérdida de tiempo.
Cuando en el título señalé que
íbamos a crear una rutina de escritura eficiente, me referí al hecho de
adquirir el hábito de escribir por lo menos una vez por semana, de tal manera
que dicho hábito se introduzca en lo profundo de tu mente y permanezca allí de
forma indefinida.
Esto, porque sino te tomas el
tiempo de escribir, no vas a lograr nunca crear nada; porque necesitas
separarte de la idea de que requieres una musa para producir algo.
No hay elementos mágicos que
hagan las cosas por ti y si los hubiera, no podrías llamarte a ti mismo
escritor, solo el medio para la consecución de un resultado.
Créeme que no hay nada más
satisfactorio que dejarse llevar por la escritura; y sí, pueda que ya hayas
alcanzado ese sentimiento antes, pero habiendo sentado las bases de una buena
rutina, te aseguro que esa sensación te acompañará más veces de las que lo
haría si no tuvieras una.
¿Qué
escribir cuando no sé qué escribir?
Este no es un tip como tal para
crear tu rutina, pero podemos decir que sí complementa todo lo demás.
Y es que en esos casos en los que
no logremos generar ideas, porque habrá días así, no te concentres tanto en
producir, sino en aprender a redactar.
Para ello hay muchos trucos que
seguro ya habré dejado en otros artículos y seguramente dejaré en otro más,
pero esos días en los que haya llegado tu hora de escribir y no puedas o no
sepas de qué hacerlo, puedes empezar de una historia ya construida.
Por ejemplo, puedes redactar el
cuento de La hormiga y la cigarra a
tu manera, cambiando el final o invirtiendo los papeles.
Si no te gusta esta opción,
puedes hablar de ti mismo, de cómo te sientes, de cosas que hayas hecho. De la
vez que visitaste Disneylandia o la vez que te perdiste en otra ciudad.
En ese mismo sentido, puedes
hablar sobre tu opinión sobre alguna película o escribir sobre ese chisme que
te contó tu mejor amiga la otra noche.
Las posibilidades son infinitas,
porque no hay límites para la mente humana y la creatividad.
No pienses que una rutina
productiva implica producir más de cien páginas por día o escribir el próximo best seller, significa que estás
haciendo lo que debes hacer para convertirte en un gran escritor, escribir.
Genial, haora puedo organizarme mejor.. Gracias
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